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Aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión

Aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión

La jaula de oro

Hola amigos, hoy decidí escribir de la película La jaula de oro, precisamente porque es un tema de relevancia entre nuestro país vecino del norte y todo Centroamérica.

Desde el siglo pasado y hasta el día de hoy, la inmigración en Estados Unidos ha sido un tema constante en la búsqueda de la superación económica que no se encuentra en los países centroamericanos, y un cliché que todos conocemos como “el sueño americano”.

Creo ahí radica precisamente el nombre de la película La jaula de oro, esa idea de bienestar y estabilidad económica, una total ilusión capitalista que es la que acaba creando esa obsesión de búsqueda hacia la tierra prometida y, por el otro lado, ya estando en el gabacho, el tener que reprimir todos los sacrificios que se tomaron para estar ahí.

La cinta, por sí sola, es una exposición de las situaciones más “comunes” y aberrantes que pasan los inmigrantes en este duro camino hacia los iunaites, desde subirse a la bestia (el tren ferroviario), someterse a los retenes clandestinos que hacen cárteles y bandas del crimen organizado, arriesgarse con los polleros (traficantes de humanos), hasta brincar como burros (transportadores de droga), haciendo también mención de esa asquerosa muestra de cómo los granjeros gabachos se aprovechan de los mojados para jugar al tiro al blanco, y es ahí donde se muestra que la mente se va desgastando en el viaje porque al final no queda más que seguir, sin dar un último adiós digno y apropiado a esos amigos que la vida les pone en su camino. Y que quede claro: no es una cinta amarillista, sino que es un filme sobrecargado de reclamos antropológicos contemporáneos, que nos hace conciencia de esas historias, muchas veces calladas u olvidadas.

La cinta nos da una visión muy amplia y clara del tema, con una historia linealmente sencilla de entender, pero sin perder ese mensaje fuerte que nos quieren transmitir. Comienza en Guatemala con tres personajes principales que son Juan (Brandon López), Samuel (Carlos Chajon) indígena tzotzil, y Sara (Karen Martínez), lo antes escrito arriba es un poco de lo que pasan estos adolescentes en su odisea para llegar a Estados Unidos.

Con esa historia de pobreza marginal y rezago, tanto educativo como social, nos muestra el origen de los protagonistas y, conforme avanza, nos deja en claro todas las problemáticas que pasan los migrantes en su trayecto a Estados Unido, mostrando la crudeza con que la raza sangra a todo aquel que se apendeja en el viaje, es cruda y muy explícita en su narrativa de principio a fin, sin dar tregua a mostrarnos sin escrúpulos el ir y venir de los migrantes, desde esa acción bondadosa de aventar comida a la bestia por parte de los habitantes de los pueblos cercanos a las vías, hasta esa violencia de género ya normalizada en nuestra sociedad.

La película documenta, como ya lo mencioné, la gran mayoría de problemas que aquejan a los migrantes en su viaje, creando en el espectador ese vacío de impotencia y generando conciencia de lo que en ocasiones no valoramos, como es tener un trabajo estable, un techo y comida, cosas tan básicas.

Diego Quemada hace una excelente historia con estos tres adolescentes, llevándonos de la mano a concientizar todos la problemática social vertida en la historia que no es más que una verdad hecha película, así que véanla y saquen sus propias conclusiones; por mi parte, esta historia acaba haciéndome reflexionar y empatizar por esa raza que se avienta al mochilazo por ese sueño y, con todo respeto, ¡qué huevos! Hagamos conciencia y empatía por esos hermanos aventureros, que buscan solamente un mejor futuro para ellos y su raza, dejando mucha de su humanidad en el trayecto, para así llegar a su JAULA DE ORO, en Estados Unidos, y hacer sus “sueños realidad”.

Película de 2013, dirigida por Diego Quemada, galardonada en Cannes, que creo eso ya es una garantía de que es un buen filme, así que sin más, disfruten de esta cinta.

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