Crónicas

Siglo Vacío, caramelos en la pista de baile

Siglo Vacío, caramelos en la pista de baile

Siglo Vacío en la Oficina del Ruido.  Foto: Fabián Ríos

El sábado en el que vi tocar a Siglo Vacío levita en mi memoria como un grano hinchado por el contacto con la novedad. Como si después de ver a Reona, Dein, Mar y Klaus devorar sus instrumentos, un hambre por la originalidad se hubiera despertado en mi olvidada glándula pineal: ese órgano exclusivamente moderno que aún resguarda el alma y otras ilusiones y manías.

En la lista de bandas que tocarían esa tarde estaban Elipsis, Vania Fortuna y Siglo Vacío. En suma: un viaje sonoro por el capricho que el rock en México se permite hacer 30 años después de su cresta, el silencio musical que representa una discusión con tu novia en las escaleras y la experiencia de ver una banda que toca sólo los años bisiestos.

No es verdad que Siglo Vacío toque sólo los años bisiestos, pero el sábado de ese peculiar febrero iban a tocar en la terraza de la Oficina del Ruido. Aunque antes tendría que ser testigo de un ritual sonoro liderado por Elipsis, el proyecto de Alex Ruiz (percusionista y ex baterista de Jessy Bulbo) que nos encerró a todos en una esfera musical sin ventanas, en una noche bonita del 2024.

Siglo Vacío
Klaus, Siglo Vacío. Foto Fabián Ríos

El segundo movimiento fue Vania Fortuna, a quien tuve el placer de ver limpiar con círculos de sal todas las energías impregnadas en los instrumentos que iba a tomar posesión. Y luego: ruidos suaves y armónicos que pusieron a todos los que estaban de pie en una posición de contemplación ardillesca. Fue en ese momento, mientras todos caían hipnotizados como roedores, cuando la furia post laboral de mi chica se hizo presente en la entrada del edifico de la Oficina del Ruido, sobre la calle Artículo 123.

La expresividad musical que marca la discordia de pareja en un concierto permite apreciar la ausencia de armonía. Una buena distancia critica con la que te llenas el buche de cerveza y mezcal, en un ambiente de hostilidad pasajera, mientras la creación de un momento sonoro acontece en la terraza. Con esa energía caótica Elizabet y yo llegamos al final de la sesión de Vania Fortuna y al inicio de Siglo Vacío.

Vania Fortuna
Vania Fortuna en la Oficina del Ruido. Foto: Fabián Ríos

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No sólo eran los porros y el hongo seco que sacó Manu (el murciélago mayor de la Oficina del Ruido), Siglo Vacío también me hacia bailar como caramelo del Dulce Reino pese a las bolas de fuego que lanzaba Elizabet, quien trajo los horrores de su trabajo al concierto con un inusitado slam digno de un panquecito cannábico, en canciones como ‘El cielo es tan distinto’ o ‘Sigiloso va’, de los álbumes K.O. y ZAP!, respectivamente.

Elipsis
Alex Ruiz haciendo ruido con su proyecto Elipsis. Foto. Fabián Ríos

Siglo Vacío tiene influencias de jazz fusion, free impro, rock, punk, psicodelia, soul, r&b, boleros y cumbias. El álbum K.O. son 19 canciones compuestas por Klaus durante 15 días en un jazzhouse de Xalapa, en 2017, y recuperadas recientemente para su lanzamiento en 2024; mientras que ZAP! es el primer material de la banda que contiene nueve canciones grabadas en vivo en el estudio Mangle Rojo, para el festival VR del sello discográfico Rufianes Label, en 2023.

Con un público dispuesto a dejarse llevar, la música de Siglo Vacío pareciera un ensamble sobre los modos de existencia ante la verdad de un tiempo aún no revelada. En lo que debieran ser los “locos años 20” de nuestra era, las composiciones de Klaus aka Señor Morrito, Reona, Dein y Mar lanzan nuevas coordenadas para navegar la realidad desde la experiencia subjetiva del ser humano todavía moderno o transmoderno o panmoderno u otakumoderno o cualquier identidad histórica que signifique una constante optimización del “yo” contra el vértigo de las primeras dos décadas del siglo XXI.

Al terminar la tocada, sólo quedaba atravesar el centro de la Ciudad de México para regresar a casa, comentando el espanto de la vida laboral y lo mucho que nos divertimos con la música que escuchamos la noche de ese febrero bisiesto.

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