Siglo Vacío, caramelos en la pista de baile
El sábado en el que vi tocar a Siglo Vacío levita en mi memoria como un grano hinchado por el contacto con la novedad. Como si después de ver a Reona, Dein, Mar y Klaus, devorar sus instrumentos, un hambre por la originalidad se hubiera despertado en mi olvidada glándula pineal: ese órgano exclusivamente moderno que aún resguarda el alma y otras ilusiones y manías.