Música

Esos son Los Nena, chingau

Esos son Los Nena, chingau

¿Cómo describir el sonido de Los Nena? En estos apuntes podrás leer sobre las Shaggs o Frank Zappa, encontrar al pato Lucas o a un coro de niños en Etiopia, a mariachis drogados o a John Zorn, todos invitados para desmenuzar a qué sonaba aquella banda conformada por Daniel Goldaracena, Abel Membrillo, Melchor Magaña y José Miguel González, quienes a inicios de siglo infestaron los escenarios del subterráneo local con su experimento sonoro. Sigue leyendo.

 

Por Carlos Acuña

Con saludos al Iván y  al Avichines.

 Es Diciembre de 2012 y, en una pequeña sala de conferencias del Hotel Hilton, Philip Glass intenta promocionar su concierto en Real de Catorce junto a Laurie Anderson y algunos músicos wixaritari (huicholes). Dice que, pese a su experiencia con música de culturas no occidentales, tocar con violinistas nayaritas fue complicado. Intenta explicar: los ensayos comenzaban con dos violinistas tocando una pieza tradicional. Como Glass se percata que cada uno de ellos toca en una escala distinta, intenta acompañarlos con una armonía que integre el sonido de ambos.

 Pero los wixaritari no parecen convencidos.

 –No entendía qué les molestaba: no compartíamos lenguaje verbal ni musical. Cuando tuve a tres violinistas tocando, cada uno en una escala distinta, entendí que era deliberado. “¿Qué escala no se relaciona en nada a lo que ellos tocan?”, me pregunté. Cuando logré identificarla y toqué, ellos me respondieron con una sonrisa. Como si por fin hubiera entendido el chiste.

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 Olibher Drug tenía un diente podrido. Nunca supe su apellido real y hace tiempo no sé de él. Baterista y guitarrista de una decena de bandas, alguna vez me contó a detalle cómo se robó miles de pesos en jabón de alguno de sus trabajos; nunca pudo venderlo pero estaba orgulloso de que en su casa nunca faltara con qué lavarse las manos.    

Fue el primero hablarme de The Shaggs. 

 –Imagina que muere tu jefa, que su última voluntad es que tú y tus tres hermanas graben un disco. Así que tu papá les compra guitarras, bajo, batería, micrófonos. Ninguna escucha jamás un disco en forma pero aprenden a tocar y a leer partituras, escriben canciones y logran su objetivo: graban Philosophy of the world en 1969. Mientras todo el mundo canta ‘Yellow Submarine’ y a los pendejos Beatles, cuatro hermanas freaks de un pinche frío pueblo gringo culero sacan un disco hecho de rolas que ni parecen rolas, rolas que parecen un chiste. Es obvio que saben algo de música: afinan sus guitarras pero las tocan en distintas escalas, en un ritmo preciso pero hecho para no coincidir, con letras que hablan de mascotas imaginarias. Cuando pongo ese disco, cualquier ruido externo, el ladrido del perro, las ambulancias… todo, todo embona bien chingón.

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Actor de doblaje y locutor, dejó además una serie de podcast que no pierde su carácter de joya. Solía escribir poemas al reverso de los bouchers y en Televisa usaban su voz para presentar Otro Rollo y algunos comerciales.

 «Nuestra programación tiene el mismo efecto que las viejas cartas encadenadas: Luis Uribe vio Guardianes de la Bahía y se le quitó la caspa; Arturo Padilla no lo vio y dos días después le cayó un piano en la cabeza a su perro. No dejes de ver Guardianas de la Bahía: lunes a viernes, seis de la tarde, en Canal 4».

Abel Membrillo era también vocalista de Los Nena: una banda que, sobre todo, era un chiste.

Los Nena
Los Nena tocaron en el Foro Alicia en junio de 2005, compartieron la noche con Jaime López y Silvia Parra, éste es el flyer. Archivo Píntalo de Negro

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Decía Frank Zappa: que la gente llama arte experimental a los experimentos que salen mal. “A joke that nobody gets, a mess that never get solid”. Un menjurje que no cuaja. En 1963 Zappa debutó en Steven Allen Show: dio un concierto con una bicicleta.

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 Fue mi hermano quien me obsequió el primer disco de Los Nena: una caja de cartón negro –bellísima– con una pequeña galería de fotos dentro y un cd: un sonido de carcacha oxidada en cada uno de los ocho tracks, un armatoste hecho de guitarrazos y una tristeza fantasmal e irónica; ninguna canción igual a otra, ninguna canción parece del todo una canción, como cambiar lentamente la frecuencia de la radio y pasar por todas las estaciones del dial y atravesar por el humor absurdo y casi involuntario de los días; un collage de mariachis drogados, distorsión y sonidos incidentales grabados con el mismo cuidado con el que se graba un instrumento; una frase dicha al vuelo, el sonido que hace una moneda al caer sobre una mesa cantinera, la estridencia de la plaza de Garibaldi antes de que prohiban chupar en la plaza y la chingada.    

Los Nena
Portada de ‘Los Nena vol I’

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Dice John Zorn que, desde muy pequeño, su madre lo encerraba en una canasta y lo ponía frente a la televisión para callarlo. La verdadera revolución musical no la hizo John Cage o Stravinsky, sino Carl Standing: el responsable de musicalizar a Bugs Bunny y al Pato Lucas.

 –Si uno quita las imágenes de las caricaturas –dice en el documental Put blood in the music– encuentra una música que rebasa lo que entendemos como sentido musical.  Eso dejó una huella honda en mi cerebro.

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Cerro del Quemado, San Luis Potosí. Febrero, 2012. Madrugada. Cientos de wixáritari tocan cuernos de chivo, violines, guitarras. Llegaron hoy desde  más de 20 comunidades distintas para oponerse a un proyecto minero.  La condición para que los reporteros estén aquí es una sola: no grabar en absoluto, dejar estos sonidos lejos del resto de mundo.

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Una de las primeros tracks grabados de Melodiklasta, el proyecto de Mario Morales, consiste en 7 segundos de ruido intenso mientras él grita: “¡La vida es caótica y desarmónica, no es como la música!”.

Los Nena
Flyer de la presentación del segundo álbum de Los Nena en 2004. Archivo Píntalo de Negro

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“Llega el maestro al salón de clases, toma una tiza y les dice a sus alumnos: ‘hoy van a saber lo que es el infinito, el infinito: ¡El infinito!’. Empieza a trazar una delicada raya horizontal por todo el pizarrón, se le acaba el pizarrón y sigue trazando por las paredes del salón de clase, se le acaba el salón de clase y continúa trazando, trazando, trazando, por las paredes de la escuela, sale de la escuela, los alumnos se asoman, se asoman… y nunca regresó al salón de clase”.

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Daniel Goldaracena tenía un proyecto llamado de Book of Sound: grabaciones detalladas de un coro de niños en Etiopía, un trompetista en un mercado de Pakistán, un fandango en Tlacotalpan, cosas así. Goldaracena también tocaba la guitarra con John Zorn y, por alguna razón, terminó uniendo fuerzas con Abel Membrillo –la voz oficial de  Televisa Deportes– para grabar dos discos de Los Nena.

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Melchor Magaña y José Miguel González “El Abuelo”: el primero en la batería, el segundo en farfisa, trompeta y voz. Ambos habían explorado en La Candelaria un sonido psicodélico, nostálgico y chatarrero. Son la otra mitad de Los Nena y no sé mucho de ellos salvo que grabaron con John Volume y algunos otros proyectos de bajo perfil. El Abuelo tiene una su voz tintanesca, una trompeta danzonera. Hace unos años todavía estaba disponible en línea el video ‘El papel de las culpas’: su voz de melcocha se entrelazaba con un video porno en el cual aparecía cogiendo sobre una cama destendida.

Los Nena
Otra tocada en Foro Alicia: Los Comadrejas, Los Nena, Bulberaizer y Los Twin Tones. Archivo Píntalo de Negro

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Cuarta temporada de Los Simpson. Es domingo y mientras todos se congelan en la iglesia, Homero canta bajo la ducha caliente. Sobre la radio, en letras rojas, puede leerse:

 No soup, radio.

Homero renuncia al cristianismo y funda un nuevo credo: además de holgazanear los domingos, puede faltar al trabajo por motivos religiosos.

 –Qué ingenioso.

Deberías unirte a mi religión, Moe. No hay infierno ni te arrodillas.

Lo siento, Homero. Yo soy domador de serpientes y así moriré.  

Al terminar el episodio, Homero pregunta a Dios por el significado de la vida; Benjamin Franklin juega hockey de mesa contra Jimi Hendrix.

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Alguna vez vimos a Los Nena en vivo. Centro Cultural España, diciembre, 2008. Cuando terminaron, una ambulancia nos dio un aventón al Clandestino, en Ecatepec. Mientras esperábamos que abriera de nuevo el metro, cantamos sobre lo cansado que era nomás estar así, amaneciendo.

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