Cultura

Antonio Helguera y El Chamuco, recordando al gran caricaturista mexicano

Antonio Helguera y El Chamuco, recordando al gran caricaturista mexicano

Antonio Helguera. Composición a partir de imágenes publicadas en el perfil de Instagram de Antonio Helguera y Facebook El Chamuco y los hijos del averno.

Recuerdo que a inicios del año 1996, cuando cursaba la carrera de periodismo en la Septién García, mí papá llegó un día a la casa y nos comentó a mí mamá y a mí que se le había ocurrido la idea de hacer una revista de caricatura política, la cual sacudiera la vida nacional, y que pensaba hacerla con los moneros que en aquel entonces colaboraban en el periódico La Jornada, entre ellos figuraban Antonio Helguera, Rafael Barajas El Fisgón más el legendario Eduardo Del Río Rius, Patricio Hernández y el genial José Hernández, que en aquel momento trabajaba en Milenio semanal.  Mi padre, Ariel Rosales, me comentó que ya había tenido contacto con todos ellos y que les gustaba la idea, él sería el editor.

El Fisgón fue el más interesado, ya que él siempre había sido un estudioso de la historia de la caricatura política de México, sobretodo de la más crítica y ácida. Así nació El Chamuco y los hijos del averno. La publicación continuaba con la tradición de impresos de finales del siglo diecinueve y principios del veinte tales como La Orquesta, El Ahuizote y El Hijo Del Ahuizote. El Chamuco se hizo pronto muy popular debido a su humor y crítica puntillosa a la clase política mexicana. No dejaban títere si cabeza y en sus páginas se criticaba tanto a presidentes como a expresidentes.

El primer número se publicó el 25 de febrero del año 1996 y en su portada aparecía una caricatura del expresidente Ernesto Zedillo Ponce De León caracterizado como Frankestein y diciéndole a los mexicanos que tuvieran confianza y que para el año 2000 se iba a salir de la crisis. Dicha portada fue dibujada y diseñada por el maestro Eduardo Del Río Rius.

El Chamuco y los hijos del averno, número 1. Archivo Píntalo de Negro.

Todavía recuerdo la presentación de la revista, la cuál se efectuó por esas fechas en el Museo De Las Culturas Populares en Coyoacán en la Ciudad de México. El evento estuvo increíble ya que para la ocasión los caricaturistas prepararon un acto muy irreverente y crítico. Invitaron a la actriz, directora de teatro y ahora diputada Jesusa Rodríguez, quien se caracterizó de la entonces conductora y periodista de TV Azteca, Lolita De La Vega, pero aquí le cambió el nombre por Lolita Del Averno. El inolvidable y recientemente fallecido Antonio Helguera y José Hernández realizaron un hilarante sketch político imitando al famoso acto de ventrílocuo de Don Carlos, Neto y Titino.

El ingenio y humor de Helguera y de El Chamuco pronto transformó la vida de México y de muchos ciudadanos, entre los cuáles me incluyo; comenzaron a entender el entorno en el cual vivíamos y así nos enteramos de muchas injusticias sociales y políticas de nuestro país. En aquel entonces el levantamiento zapatista estaba en un su mayor apogeo, se acababa de aprobar el Fobaproa -que todavía seguimos pagando los mexicanos- y la izquierda estaba por triunfar en la Ciudad De México al año siguiente.

Aún tengo muy presente el día que ganó Cuauhtémoc Cárdenas la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal y en el Zócalo capitalino, en pleno festejo, nos encontramos a un muy sonriente Antonio Helguera junto con su esposa festejando. Otro ejemplo de su humor, y de los Chamucos, son los apodos con los que bautizaron a muchos políticos, empresas televisivas y periodistas, así surgieron apelativos que yo todavía sigo utilizando, tales como Ciro Lames Leyva, Carlos Ojet De Mola, La Lela Micha, Tercer Legrado, Tele Idiotiza, TV Aztecaca y Sergio Sirviento.

La primera etapa de El Chamuco finalizó en diciembre del año 1999 en el número 100 para posteriormente resurgir en una segunda época con el periodista Federico Arreola como director y regresar por tercera vez, pero en esta ocasión ya la dirigían ellos e incorporaron nuevos moneros como Rafael Pineda Rapé. Este regreso también significó su incorporación a la televisión con el programa El Chamuco TV.

Yo a Helguera le seguía la pista no sólo en el periódico La Jornada, también en la sección Mono Sapiens que tenía junto con su inseparable amigo José Hernández en el semanario Proceso. Muchos leíamos la revista de atrás para adelante, o sea que primero se leía el Mono Sapiens. Por cierto, en el número de esta semana aparece la última entrega después de dieciséis años ininterrumpidos sin dejar de publicarse, para este final el gran monero Hernández escribió: “Mono Sapiens fue siempre el trabajo de dos caricaturistas trabajando al alimón. Ya no podrá ser así y ésta es la única razón por la que hoy llega a su fin. No puede haber mono sin sapiens ni viceversa”.

De Helguera voy a extrañar su excelente forma de dibujar, pero sobretodo su irreverencia, esa manera que tenía de caricaturizar y satirizar al político mexicano. Es asombroso como elaboraba sus trazos al momento de dibujar a personajes como Felipe Calderón, a quién ilustraba con un traje de militar que le quedaba grande. Otro a quien satirizó fue a Enrique Peña Nieto con todo y copete, y recientemente al presidente del PAN, Marko Cortez, con baba cayendo de su boca.

Antonio Helguera fue siempre persona de una sola pieza y nunca ocultó su militancia izquierdista,  la cuál se puede apreciar en una intervención que circula en las redes sociales en un acto en la feria del libro del Zócalo capitalino en el año 2019.

Adiós maestro, gracias por educarnos y mostrarnos en una sola caricatura la triste realidad de nuestro México, en donde la impunidad, la injusticia, la desigualdad y la corrupción son el pan nuestro de cada día. Su último gran personaje, Tony Vidente, el cual aparecía en El Chamuco TV, es del tipo de humor e ingenio que se necesita para crear conciencia con verdadero humor político.

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